La playa era una canción de Ferreiro,
mis pasos sombras a media tarde
huyendo del pasado.
El tiempo era arena sin reloj,
cada segundo un nuevo misterio.
Las nubes querían tapar el cielo,
el viento trataba de despeinar mi cabello,
las olas se rompían cobardes,
mis piernas temblaban de miedo.
La ropa era resaca de verano,
tenía mucho frío
y me notaba demasiado cansado
para romper el perpetuo silencio.
Me concentré y pude escuchar
en una caracola el mar enlatado.
La vela era una costa
y no una parte de mi barco,
esa que cuando sopla el viento
me lleva lejos, mar adentro.
La puesta de sol era una marea,
restos de espuma y de sal sobre la arena,
la noche fingía estar despierta…
mientras frente a las islas la playa se dormía
esperando la luz de la luna llena.
muy bueno
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Gracias
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